jueves, 19 de junio de 2008

Nahuales

JOSÉ ANTONIO URDAPILLETA PÉREZ
Los nahuales es el nombre con que se conoce a los brujos o brujas que tienen la facultad de poderse transformar en algún animal, como burros, guajolotes, gallos negros, tigres y perros. Los naguales nacen durante el séptimo signo: Ce Quiahuitl (1 Lluvia) del que decían que era de mala ventura, los que nacían en este signo serían nigrománticos o hechiceros y se transfiguran en animales y saben palabras para hechizar a las mujeres y para inclinar los corazones a lo que quisiesen. Según las consejas, para poderse transformar los naguales se quitan las piernas, los ojos o la piel, los que esconden bajo el brasero; para poder volar se colocan alas de petate las que les conducen al lugar en donde van a hacer sus maldades. Decían que para que no entrasen los naguales en casa a hacer daño, era bueno tener una navaja de obsidiana en una escudilla de agua puesta tras la puerta o en el patio de la casa, de noche; viéndose en el agua allí los brujos con la navaja de dentro, luego daban a huir y no osaban más volver a aquella casa (Sahagún: Libro V, Apéndice XXVII). Otras formas de ahuyentarlos es poner agujas con la punta hacia arriba, o tijeras abiertas en forma de cruz debajo de la cama o rezar La Magnífica; para destruirlos hay que encontrar la parte del cuerpo que se han quitado y quemarla o salarla para que no se la puedan volver a poner, lo que les traerá la muerte. Algo parecido sucede en el barrio de San Juan Tlilhuaca, Atzcapotzalco, cuando en la noche comienza a tañer la campana del templo por si sola, sin que nadie la toque, los vecinos dicen que es la señal que indica que el nagual está haciendo su ronda vigilando el sueño de los que llamamos Los Brujos.Nosotros en Atzcapotzalco nombramos de esta forma a los vecinos de San Juan, por el conocimiento que sabemos tienen en la herbolaria, curandería y artes sobrenaturales (magia), amen de que durante varios años se han visto en este lugar las llamadas Bolas de Fuego que vuelan alrededor de los Ahuehuetes que se encuentran a la entrada del barrio, posándose finalmente en sus ramas para volver a tomar su forma humana y platicar hasta antes de que amanezca.
Fuente: Leyendas de Azcapotzalco. Compilación

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