domingo, 6 de septiembre de 2015

Brujas en San Pedro Xalpa

La cultura occidental ha configurado la imagen de la bruja como una anciana decrépita, vestida de capa negra, con sombrero de pico y verruga en la nariz. Pero en la tradición mexicana, las brujas son hermosas jóvenes nahualas con una filosofía de vida, la sabiduría de la herbolaria y la facultad de convertirse en animal o en bolas de fuego.
En el pueblo de San Pedro Xalpa, los mayordomos de la fiesta del Santo Patrono, que se celebra el 29 de junio, relatan la historia de una hermosa mujer que llegó corriendo desde muy lejos y gritando que la atacaban unos perros. La gente miró con espanto como la muchacha era perseguida por una jauría de animales negros con los ojos enrojecidos inyectados de rabia, eran los cadejos. Algunos tiraron piedras a los animales y hubo quien tiró hasta balazos, pero los endemoniados animales no cedían en morderla y arrancarle girones de ropa, de carne, de cabellos. Muchos se atrancaron detrás de sus puertas, pero hubo quién salió a prestar auxilio a la mujer. Los pocos que acudieron, quedaron horrorizados al ver como la mujer alcanzó a llegar hasta la reja cerrada de la iglesia de lugar, donde ya no pudo seguir corriendo. Los cancerberos la cercaron y la destrozaron en el suelo para luego huir del allí, dejando un amasijo de carne y sangre. Los ojos de los que relatan esta historia se abren como platos cuando recuerdan que los restos de la mujer comenzaron a ponerse de color naranja, rojo, escarlata. Entonces comenzó la transformación hasta una bola de llamas ardiendo, porque esa muchacha era una nahuala, una hechicera de algún pueblo vecino, que había sido expulsada de su comunidad y buscaba cobijo en San Pedro Xalpa.

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