domingo, 6 de septiembre de 2015

El Panteón de San José en el Pueblo de San Martín Xochináhuac

El Sr. Hilario Arellano, miembro del comité de vecinos de San Martín para el cuidado de panteón, cuenta que hace algunos años enterraron a un bebé con síndrome de Down, al sepelio asistieron muchas  personas, porque la familia era de las más queridas en la comunidad. Tres días después del entierro, se empezó a escucharon a la media noche que alguien subía por las escaleras al piso superior donde ellos se encontraban. Desde las ventanas de las casas aledañas, los vecios oyeron al niño que lloraba afligido. Esa noche nadie pudo dormir por miedo al bebé llorón. Los días siguientes se mandaron rezar varios rosarios, para apaciguar el espíritu infantil y así dejó de aparecerse con sus llantos.

Otro relato del Sr. Hilario, es que cierto día entró al cementerio una muchacha muy bonita; pasó para acarrear agua con una cubeta de metal. En esa ocasión, estaban los hermanos Ramón y Pedro Álvarez, vecinos prominentes de San Martín, que también vieron a la muchacha. Era tan bonita la visión, que don Pedro fue a ver hacia donde se dirigía la joven. La siguió con la vista entre las tumbas y como se tardó bastante para regresar, decidió ir a investigar. Cuando lo hizo, no encontró a la mujer. Luego de un rato, volvieron a verla pasar de regreso y don Pedro se ofreció a seguirla, pero tras un largo rato de espera, volvió con la noticia de que no había nadie. Alguien consejo que se rezara un rosario porque seguramente era un difunto al que nadie venía para limpiar su tumba y colocarle flores.

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